domingo, 14 de abril de 2013

De la primavera española a la primavera galesa

     Qué tristeza me da pensar en que ayer iba andando por las calles de mi Zaragoza en manga corta, sudando y esquivando a la gente, y hoy al entrar con el autobús en Cardiff no había ni un alma por la calle. Una calle congelada.  

domingo, 10 de marzo de 2013

1999

Ayer recordé que en 1999, cuando tenía siete años, trajeron a mi casa un gato. El gato no salió de mi casa nunca más. Era tan bonito, tan chiquitín, tan gracioso, tan cariñoso, tan juguetón... Le escribí una poesía.

Hace un par de años descubrí que toda mi infancia fue una mentira. Encontré la poesía de mi gato y me horroricé al verla. Cuando tenía siete años todo el mundo me decía que lo que escribía estaba muy bien. Claro, muy bien para una niña de entre cinco y diez años (qué feliz era aquella niña que se veía escritora), pero no estaba bien, no estaba nada bien.


Con siete años no tenía ni idea y, sin embargo, tenía más idea que ahora.


domingo, 3 de marzo de 2013

...

     No puedo. Las noches me superan. 
     Ha salido el sol después de dos semanas. La ciudad es bonita hasta con el cielo gris que tiene casi siempre, pero el sol le da un toque de frescura, sobre todo por la mañana. Tranquilidad en Brynmill, mucha tranquilidad. A los únicos que se les oye: unos obreros que están arreglando un tejado. Los gatos se pasean a sus anchas como en los pueblos. Esto es como un pueblo, siempre lo digo. Los árboles y la pradera de Singleton park brillan. Es un brillo especial, un brillo que te hace brillar a ti también. 
     Lo malo del invierno, aunque se aproxime la primavera, es que anochece pronto. Y lo que la noche se lleva es el sol, el calor y mi alegría. 
     Necesito que alguien me haga reír de verdad. Incluso que me abracen. Un abrazo infinito. 
     Lo único bueno de las noches son las estrellas, pero desde esta habitación no se ven. Al menos desde enero. Así no puedo con las noches. 

martes, 26 de febrero de 2013

Mal

    Mal. Me encuentro muy mal. Fatal. La pierna me está matando. El dolor de cabeza no se va desde hace días. Siento tal presión en el pecho que me duele hasta el corazón. A todos estos dolores físicos tenemos que añadir la profunda tristeza que me invade desde el cuatro de enero. Casi dos meses así, y los que quedan.

martes, 19 de febrero de 2013

Quería dejar la mente en blanco

     Escribir con la punta de los dedos. Delicadamente; como cuando coges a un bebé por primera vez en brazos, como cuando andas sobre los charcos o la hierba mojada sin querer mojarte... Delicado como una caricia, como un pequeño escalofrío cuando estás escuchando algo que realmente te emociona, algo que te gustaría que inspirase, pero solo emociona. Me emociona apagar la luz y dejar las cortinas abiertas, ver el cielo, mirar el cielo estrellado desde mi cama. Pero la música para y creo que dejo de sentir, que dejo de ser durante ese mínimo instante en el que tardo en poner de nuevo esa misma canción, una y otra vez, y otra vez y otra... Dejo de emocionarme. Esta noche no lucen las estrellas. Las cortinas no me dejan ver el cielo. Miedo. En mi habitación se ven siempre las estrellas, haga sol, haga lluvia, haga niebla. Desde aquí no puedo verlas ni en sueños. Esta es la ciudad desde donde se ven las estrellas más bonitas vistas desde una ciudad, y sin embargo no las veo, no las puedo ver. No puedo ver a través de las cortinas. Son negras, tupidas... Un resplandor de luz naranja de farola solitaria es lo único que se cuela entre las cortinas. La única luz en esta habitación. No brillan las estrellas. No hay estrellas en esta habitación. No es mi habitación. No, no lo es. En mi habitación se ven siempre las estrellas, haga viento, haga nieve o granice.  

AnNikopolidis

sábado, 8 de diciembre de 2012

12

Que esa no fue nunca nuestra canción, aunque me hiciese llorar. Y desde hace un año son otros los ojos que miran los diciembres que vienen, y los diciembres que pasaron.  

viernes, 9 de noviembre de 2012

V

     Me gustan los mañanas como esta. Levantarme pronto, desayunar unas cuantas galletas con trozos de chocolate, congelarme los pies con el suelo del baño, meterme entre el nórdico de la cama y encender el ordenador. Tumbarme. Leer qué pasa en España, aunque las noticias no sean muy agradables. Observar mi habitación y pensar, como cada día, que tengo que ordenarla. Mirar por la ventana y ver gotas al otro lado del cristal, gotas, muchas y pequeñas. Fuera está nublado. Las nubles son grises, pero hay una extraña luz blanca que ilumina todo. En los días como hoy a las gaviotas y a los cuervos les da por hacer piruetas e ir de aquí para allá. Los árboles del parque empiezan a quedarse desnudos, aunque se siguen viendo los colores del otoño: naranjas, granates, amarillos, verdes amarillentos y el verde de los pinos que siempre es igual. Hoy, además, las hojas se mueven suavemente, debe de hacer viento. La colina del fondo se difumina con la niebla, lo que significa que va a caer agua en tres, dos, uno... La lluvia es irregular, como siempre. Ahora mismo está cayendo tal chaparrón que la niebla de la colina no deja ni ver las casitas. 

martes, 23 de octubre de 2012

Biología vs Religión


http://www.cadenaser.com/sociedad/articulo/ciencias-sufren-recortes-wert/csrcsrpor/20121023csrcsrsoc_5/Tes?id_rss=14092012-Ser-rs-1-Tw


«Un alumno podría llegar a la Universidad sin haber dado una sola hora de Geología o Biología», acabo de leer en Twitter.
¿Siguiente paso?: Religión como asignatura obligatoria. 

Esto me recuerda a una historia (real o no) de una niña que entra por equivocación en un museo de Ciencias Naturales y mira, con asco, las vitrinas: «Yo no creo en los dinosaurios y esas cosas». Que haya restos arqueológicos no significa nada para ella; no cree en algo que está viendo. Se debía de pasar las horas de Biología, Geología e Historia pensando en a saber qué. O tal vez en esas clases eliminaban todo aquello natural y científico. 


AnNikopolidis

viernes, 19 de octubre de 2012

έρως

     Aunque lo evite, siempre acabo haciéndolo. Aunque evite pensar que él no deja de pensar en mí y evite pensar en él, acabo pensando en él e, inevitablemente, diciendo su nombre. 

viernes, 5 de octubre de 2012

No saben qué siento...

     ¿Qué siento?:
     Hambre. He comido muchísimo y tarde (a las cinco de la tarde), pero mi estómago pide más.
   Cansancio. He ido a clase, he tenido que hacer papeleos y luego, rápidamente, he andado cuatro kilómetros (dos de ida y dos de vuelta) hasta el centro de esta ciudad. A todo esto se le añade la lluvia. 
     Calor. Estoy en Gales y llueve fuera, pero en la habitación de mi compañera hace mucho calor. Además tengo el ordenador sobre mis muslos, con lo cual más calor tengo. 
     Tristeza. Que las personas a las que quiero estén tristes me provoca tristeza. Escuchar a Ismael Serrano me provoca, a veces, tristeza. Ver emoticonos de caras tristes me provoca tristeza. Los días grises y lluviosos me provocan tristeza. Que en mi ciudad (Zaragoza) estén de fiestas y aquí no, me provoca tristeza. 
     Ira. Últimamente me enfado con las dos personas que más quiero. Me irrita el estar tan lejos y hablar con ellos sin verles ni tocarles.


AnNikopolidis