domingo, 10 de marzo de 2013

1999

Ayer recordé que en 1999, cuando tenía siete años, trajeron a mi casa un gato. El gato no salió de mi casa nunca más. Era tan bonito, tan chiquitín, tan gracioso, tan cariñoso, tan juguetón... Le escribí una poesía.

Hace un par de años descubrí que toda mi infancia fue una mentira. Encontré la poesía de mi gato y me horroricé al verla. Cuando tenía siete años todo el mundo me decía que lo que escribía estaba muy bien. Claro, muy bien para una niña de entre cinco y diez años (qué feliz era aquella niña que se veía escritora), pero no estaba bien, no estaba nada bien.


Con siete años no tenía ni idea y, sin embargo, tenía más idea que ahora.


No hay comentarios:

Publicar un comentario