martes, 26 de febrero de 2013

Mal

    Mal. Me encuentro muy mal. Fatal. La pierna me está matando. El dolor de cabeza no se va desde hace días. Siento tal presión en el pecho que me duele hasta el corazón. A todos estos dolores físicos tenemos que añadir la profunda tristeza que me invade desde el cuatro de enero. Casi dos meses así, y los que quedan.

martes, 19 de febrero de 2013

Quería dejar la mente en blanco

     Escribir con la punta de los dedos. Delicadamente; como cuando coges a un bebé por primera vez en brazos, como cuando andas sobre los charcos o la hierba mojada sin querer mojarte... Delicado como una caricia, como un pequeño escalofrío cuando estás escuchando algo que realmente te emociona, algo que te gustaría que inspirase, pero solo emociona. Me emociona apagar la luz y dejar las cortinas abiertas, ver el cielo, mirar el cielo estrellado desde mi cama. Pero la música para y creo que dejo de sentir, que dejo de ser durante ese mínimo instante en el que tardo en poner de nuevo esa misma canción, una y otra vez, y otra vez y otra... Dejo de emocionarme. Esta noche no lucen las estrellas. Las cortinas no me dejan ver el cielo. Miedo. En mi habitación se ven siempre las estrellas, haga sol, haga lluvia, haga niebla. Desde aquí no puedo verlas ni en sueños. Esta es la ciudad desde donde se ven las estrellas más bonitas vistas desde una ciudad, y sin embargo no las veo, no las puedo ver. No puedo ver a través de las cortinas. Son negras, tupidas... Un resplandor de luz naranja de farola solitaria es lo único que se cuela entre las cortinas. La única luz en esta habitación. No brillan las estrellas. No hay estrellas en esta habitación. No es mi habitación. No, no lo es. En mi habitación se ven siempre las estrellas, haga viento, haga nieve o granice.  

AnNikopolidis