lunes, 22 de abril de 2013

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     Fuera, al otro lado de la ventana, llovía. Él miraba hacia la calle sin mirar nada. Sentía como si esa lluvia estuviera dentro, en su habitación, como si estuviera calado hasta los huesos. Miró el reloj de la mesita de noche, ¿cuánto tiempo llevaba esperándola? Recordó un tiempo atrás cuando todavía no la conocía y la esperaba, la esperaba siempre, sin descanso... Como en ese mismo instante: siempre, sin descanso.

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